San Gregorio VII, papa. - 25 de Mayo
(+ 1085)
Gregorio, séptimo de este nombre, llamado ante Hildebrando, fue uno de los más grandes pontífices que han ocupado la silla de San Pedro, y uno de los hombres más eminentes que han florecido en los siglos del mundo. Su mira principal había sido hacer de todas las cosas las naciones una sola familia unida por los vínculos de la caridad y la ley de Jesucristo. Nació este incomparablemente santísimo varón en Soano de Toscaza, y era hijo de un carpintero. Dícese de él, que siendo niño y jugando con los fragmentos de la madera, formó dirigido por la mano de Dios, aquellas palabras de David: “Dominabitur a mari usque ad mare: dominará de un extremo a oto e mar”: lo cual indicó el poder que este niño había de ejercer en el mundo. Hizo sus estudios en Roma, donde mostró su vastísimo ingenio, y mereció el singular aprecio de los pontífices Benedicto IX y Gregorio VI. Acompañó a este en su destierro a Alemania y se retiro después de la abadía de Cluni, donde fue Abad y ejemplar de gran virtud para aquellos religiosos. Nombrárosle después cardenal de la santa Iglesia romana, y desempeño con tal acierto cargos importantísimos durante los reinados de cinco papas, que después de la muerte de Alejandro II, fue elegido sumo pontífice por unánime consentimiento, brillando como sol en la casa del Señor. Viéronle en cierto día que celebraba la mis solemne, cobijado por una blanca paloma que tenía las alas extendidas sobre su sagrada cabeza, como dando a entender que no eran las razones l prudencia humana sino la asistencia del Espíritu Santo la que lo dirigía en el gobierno de la iglesia. Dio eficaces decretos contra las simonía, apoyado por la misma autoridad real, , fulminó anatemas hasta al emperador Enrique IV , que le declaró la guerra , y mientras estaba sitiado dentro de la Roma celebró un sínodo en que los excomulgó , retirándose luego al castillo de San Ángelo, y libertándose por el socorro que recibió de Roberto Guiscardo, príncipe de la Pulla. Conjuró después el cisma nacido de la elección de un antipapa hecho por el emperador; y con sapientísimas instrucciones que daba a los fieles y a los príncipes cristianos , trabajo infatigablemente por la restauración y felicidad de los pueblos cristianos; y después de doce años de un gloriosos pontificado, pasa a recibir la eterna recompensa de sus heroica virtudes en la gloria de los cielos: las obras que escribió consta en diez libros de epístolas , y con sobrada razón dice Du Pin, el contrario mas parcial de San Gregorio , que las calumnias acumuladas que los adversarios de la Iglesia contra este santo pontífice están refutadas por aquellas mismas cartas, llenas del espíritu de Dios y de celo apostólico.
Reflexión: las últimas palabras que pronuncio san Gregorio VII, momentos antes de morir, fueron estas: “He amado la justicia y aborrecido la iniquidad.” Roguemos al Señor que envíe a su Iglesia pontífices y prelados como este santo que defienda la Iglesia , que la ilustren con sus heroicas virtudes y preparen todas las naciones el reinado social de nuestro Señor Jesucristo, el cual convertiría la tierra en un cielo de paz, de amor y de tanta felicidad como es posible en este mundo ; porque no hay duda de que gran parte del malestar social proviene de no estar unidos todos los hombres con el vinculo de una religión divina.
Oración: Oh dios, fortaleza de los que esperan en ti, que esforzaste con los virtud de la constancia, al bienaventurado Gregorio, tu confesor y pontífice, para que defendiese la libertad de la Iglesia, concédenos por su intercesión y ejemplo la gracia de vencer todas las dificultades que se oponen a tu divino servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
(+ 1085)
Gregorio, séptimo de este nombre, llamado ante Hildebrando, fue uno de los más grandes pontífices que han ocupado la silla de San Pedro, y uno de los hombres más eminentes que han florecido en los siglos del mundo. Su mira principal había sido hacer de todas las cosas las naciones una sola familia unida por los vínculos de la caridad y la ley de Jesucristo. Nació este incomparablemente santísimo varón en Soano de Toscaza, y era hijo de un carpintero. Dícese de él, que siendo niño y jugando con los fragmentos de la madera, formó dirigido por la mano de Dios, aquellas palabras de David: “Dominabitur a mari usque ad mare: dominará de un extremo a oto e mar”: lo cual indicó el poder que este niño había de ejercer en el mundo. Hizo sus estudios en Roma, donde mostró su vastísimo ingenio, y mereció el singular aprecio de los pontífices Benedicto IX y Gregorio VI. Acompañó a este en su destierro a Alemania y se retiro después de la abadía de Cluni, donde fue Abad y ejemplar de gran virtud para aquellos religiosos. Nombrárosle después cardenal de la santa Iglesia romana, y desempeño con tal acierto cargos importantísimos durante los reinados de cinco papas, que después de la muerte de Alejandro II, fue elegido sumo pontífice por unánime consentimiento, brillando como sol en la casa del Señor. Viéronle en cierto día que celebraba la mis solemne, cobijado por una blanca paloma que tenía las alas extendidas sobre su sagrada cabeza, como dando a entender que no eran las razones l prudencia humana sino la asistencia del Espíritu Santo la que lo dirigía en el gobierno de la iglesia. Dio eficaces decretos contra las simonía, apoyado por la misma autoridad real, , fulminó anatemas hasta al emperador Enrique IV , que le declaró la guerra , y mientras estaba sitiado dentro de la Roma celebró un sínodo en que los excomulgó , retirándose luego al castillo de San Ángelo, y libertándose por el socorro que recibió de Roberto Guiscardo, príncipe de la Pulla. Conjuró después el cisma nacido de la elección de un antipapa hecho por el emperador; y con sapientísimas instrucciones que daba a los fieles y a los príncipes cristianos , trabajo infatigablemente por la restauración y felicidad de los pueblos cristianos; y después de doce años de un gloriosos pontificado, pasa a recibir la eterna recompensa de sus heroica virtudes en la gloria de los cielos: las obras que escribió consta en diez libros de epístolas , y con sobrada razón dice Du Pin, el contrario mas parcial de San Gregorio , que las calumnias acumuladas que los adversarios de la Iglesia contra este santo pontífice están refutadas por aquellas mismas cartas, llenas del espíritu de Dios y de celo apostólico.
Reflexión: las últimas palabras que pronuncio san Gregorio VII, momentos antes de morir, fueron estas: “He amado la justicia y aborrecido la iniquidad.” Roguemos al Señor que envíe a su Iglesia pontífices y prelados como este santo que defienda la Iglesia , que la ilustren con sus heroicas virtudes y preparen todas las naciones el reinado social de nuestro Señor Jesucristo, el cual convertiría la tierra en un cielo de paz, de amor y de tanta felicidad como es posible en este mundo ; porque no hay duda de que gran parte del malestar social proviene de no estar unidos todos los hombres con el vinculo de una religión divina.
Oración: Oh dios, fortaleza de los que esperan en ti, que esforzaste con los virtud de la constancia, al bienaventurado Gregorio, tu confesor y pontífice, para que defendiese la libertad de la Iglesia, concédenos por su intercesión y ejemplo la gracia de vencer todas las dificultades que se oponen a tu divino servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén