
En el antiguo testamento los padres antiguos, identificaban a Maria con “la mujer que aplasta a la serpiente”, en muchos cuadros se observa como Maria aplasta al dragón, o que pisa la media luna, lo que nos muestra como vence el mal.
En los comienzo del cristianismo la representación de Maria en pintura , íconos, estatuas , nos muestran un avance en sus gestos, expresiones la colocación de sus manos, las miradas, donde sobresale la mirada de amor materno, el cuidado del niño Jesús, y la invitación a aceptar la bondad de nuestra madre.
La iconografía de Maria en El mundo, nos indica como Maria es la protagonista libre y conciente , ella es la “guardiana de la Iglesia Universal” , por el espíritu Santo se nos permite aprender por esta pedagogía en Imágenes, Maria es la protagonista es la reina
Sixto III, en el Siglo IV ….
Maria es una mujer que conoce la gratuidad
En Oriente con sus riquezas de expresión con sus símbolos y ritos muestran y expresan su gran amor a la theotokos. Maria a través de los Iconos habla, entra en la mente, hay una celebración infinitamente cercana, no en vano se dice que los iconos “son anticipaciones del cielo”, una especie de ventana que nos permite llegar a saborear la eternidad. Sin embargo Maria es la mas humilde de las mujeres.
Maria ¿por qué Reina? Es madre de Dios y comparte dignidad, es la Señora de tiempo y de la historia
· Ella es asunta al cielo ¿Por qué? Es coronada.
· Es divina en su maternidad.
· Colabora.
· Ofrece los frutos, distribuye gracias, es salvadora, madre de la esperanza, formadora, protectora, llena de amor, ella en su modestia “acepta la gracias” “soy esclava”, colabora con su Hijo, sin embargo como nos recuerda, Lumen gentium…
-Maria “coopero en forma totalmente singular en la obra del salvador con la obediencia la fe, la esperanza y una encendida caridad a fin de restaurar la vida sobrenatural de la almas. Por tal motivo es nuestra madre en el orden de la gracia” (61.)
-“La Santísima virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de abogada auxiliadora, socorro mediadora. Lo cual, sin embargo, debe entenderse de tal manera que nada quite ni agregue a la dignidad y eficacia de Cristo, único mediador” (62.)
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